Comentarios a la obra de Heriberto Zárate M.

Los poetas se hacen jóvenes, dice el pintor y poeta tamaulipeco Alejandro Rosales; los pintores, por el contrario, como el buen vino, dan sus mejores frutos en la madurez.

Y es precisamente en su plena madurez cuando Heriberto Zárate Montiel, arquitecto de profesión, caricaturista y pintor por vocación, ha tomado los pinceles en ristre, y cual moderno quijote del arte del color se ha lanzado contra molinos de viento a conquistar su ínsula, a modelar su particular visión.

Admirador de Rembrandt, pero también de la pintura de Venecia, conjuga en su obra el brillante colorido latino de su natal Veracruz, con la flamenca penumbra de su alma sencilla y generosa. Pero siempre he sospechado, sin embargo, que en el fondo de su pulso, escondido en sus trazos incisivos y enérgicos de caricaturista y burlador, se esconde, espléndido, un espíritu goyesco: Goya domina, indiscutiblemente, su obra.

Obra poblada de duendes y bufones medievales, de clérigos renacentistas y de mujeres voluptuosas, que con las técnicas más diversas, óleos, pasteles y barnices, Heriberto raspa, aplasta y funde contra la tela al compás de sus vibrantes galopes de color.

Porque así cabalga Heriberto por esta vida, en su incipiente madurez, oscilando de la concentración y la síntesis del blanco y negro de caricaturas y "erifaxs", al esplendor y la magia de la espátula y el pincel; de sus tareas como arquitecto de edificios para la educación, a la promoción de jóvenes artistas como curador de nuestra Galería en el Centro Cultural Tamaulipas. Porque, a fin de cuentas, así es Eri, todo contraste, pero todo corazón, todo él pintor.

Con el aplomo que dan muchos años de labor, nuestro joven pintor es ya toda una promesa en el panorama plástico tamaulipeco. Sin temor a equivocarme porque la amistad y el cariño turben mi razón, puedo afirmar, convencido, que como los buenos vinos, en su madurez, recién nos ha nacido un espléndido pintor.

Cd. Victoria, Tam., Noviembre de 1990

Arq. José Luis Pariente F.

Director General del Centro Cultural Tamaulipas