Aclaman al director mexicano Sergio
Cárdenas en el CantaBonn
Ensayo General del Concierto de Inauguración del Festival Coral Internacional CantaBonn 2006, con la participación del Coro de la Universidad de Bonn, del Coro de la Iglesia de la Cruz, del Coro Infantil Schedrik, del Coro Infantil de la Televisión de Estonia y de la Orquesta Collegium Musicum de la Universidad de Bonn, todos bajo la conducción de Sergio Cárdenas. Foto tomada el 27 de mayo, 2006, en la Sala Beethoven (Beethovenhalle), de Bonn, Alemania. |
Bonn, Alemania, 4 de junio. La ciudad natal de Beethoven celebra estos días al instrumento sonoro más antiguo, multifacético y hermoso de todos: la voz humana. Por segunda ocasión, la ciudad a orillas del Rin es sede del Festival Coral Internacional Cantabonn, cuyo concierto de apertura fue dirigido por el director y compositor mexicano Sergio Cárdenas.
"Alemania tiene un enorme movimiento coral con unos 26 mil coros de aficionados registrados y reconocidos", dice Cárdenas en entrevista con La Jornada. "Hay algunos de un nivel extraordinario que compiten sin problemas con los más profesionales del mundo", afirma.
Tres años después de su primera edición, seis directores de coros de Bonn reunieron esfuerzos nuevamente para presentar al público un rico y variado programa internacional en el que Estonia, es invitado especial. La nación báltica envía a Bonn cuatro conjuntos corales, entre ellos el Coro Infantil de la Televisión Estonia, que junto con otros tres coros de Bonn, unas 150 voces, integraron el complejo entramado vocal del concierto inaugural, que combinó obras muy diferentes entre sí, interpretadas por la Orquesta del Collegium Musicum. Cárdenas recibió una larga ovación del público, pero la más conmovedora fue la aclamación que le dirigió el cuerpo del coro al terminar el concierto.
Cárdenas condujo a coro y orquesta, unos 300 músicos, acompañados de la soprano Ingrid Schmithüsen, a través de distintas maneras de abordar la alabanza divina. Arrancó con Chichester Psalms, del estadunidense Leonard Bernstein, obra cantada en hebreo bíblico que no deja de tener "esa cursilería americana típica de Broadway", pues se percibe en esos salmos su estilo de West Side Story. Le siguió Gloria, del francés Francis Poulanc. El concierto concluyó con una obra de gran colorido que era esperada con expectación pues tuvo su estreno mundial. Veni Sancte Spiritus, del compositor estonio Urmas Sisask, pieza creada expresamente para el festival en el que el compositor estuvo presente.
"Yo le puedo decir, con el riesgo de ser, linchado o crucificado, que esta orquesta y este coro de aficionados cantan y tocan mejor que varias orquestas y coros profesionales de México", dice abiertamente el director, y añade: "Hay que decirlo con todas sus letras para ver si así mejoramos, ¡tenemos todo para mejorar!", exclama. "El que hoy en día tengamos gente como Ramón Arturo Vargas, como Rolando Villazón, que están en los primerísimos lugares del mundo y que son mexicanos, quiere decir que se puede hacer eso y más", afirma. "Estoy convencido de que el problema es que en México no hay una suficiente producción de músicos calificados profesionalmente para este tipo de música. Nuestras escuelas no se dan abasto, no alcanzan a producir lo que el país demanda. La prueba es que hay muchas orquestas que tienen un alto número de extranjeros, que bueno, porque benefician a la sociedad", dice.
El director y compositor insiste en que el problema en México es que no existe la convicción de que la música es una profesión seria. Un prejuicio muy extendido desde los padres de familia hasta la propia UNAM. "Es una vergüenza que ni la misma universidad reconozca la Escuela Nacional de Música como una institución formadora de una profesión importante. Sin embargo, Cárdenas, quien es catedrático de dicha escuela, cree que el cambio ya ha comenzado, como demuestra el hecho de que haya mexicanos que están destacando en el terreno de la música fuera de México.
El director considera la invitación a dirigir el concierto inaugural como un reconocimiento. Cárdenas llegó con su propia composición: The flower is a key, un rap para Mozart, estrenada en 2003 en el Festival de Música de Lucerna, Suiza; será tocada en una versión sinfónica el 10 de junio.