- ¿Qué vas a hacer, Dios, cuando yo muera?
- Yo soy tu tarro (¿cuando yo me rompa?)
- Yo soy tu pócima (¿cuando yo me pudra?)
- Yo soy tu túnica y tu negocio,
- conmigo pierdes tu razón de ser.
-
- No tienes hogar, fuera de mí, en el
- que te saluden palabras íntimas y cálidas.
- De tus cansados pies se cae
- la sandalia de terciopelo que yo soy.
-
- Tu gran abrigo te abandona.
- Tu mirada, que yo, como con un cojín,
- cálida recibo en mi mejilla,
- vendrá, por largo tiempo me buscará...
- y se colocará al atardecer
- piedras extrañas en el regazo.
-
- ¿Qué vas a hacer, Dios? Yo tengo miedo.